Claudio aprendió tempranamente a escribir. Con tan sólo seis años se acostumbró a pasar las tardes copiando las letras que conformaban los diversos textos de un libro de relatos que adoraba su abuela. Algunos de ellos contenían palabras cuyo significado desconocía, pero que, a sus oídos, resultaban de una sonoridad cautivadora: vejación, crisálida, primigenio, embelesar... Precisamente, en esos casos, subrayaba los términos con su color favorito, el verde, y los observaba con detenimiento, como si de esa forma aprehendiera su significado. [...]
Olivia Vicente Sánchez, IESO Alonso Quijada, Esquivias
Gracias por abrirme esta ventana en vuestro blog.
ResponderEliminarUn abrazo