Ricitos de oro paseaba
Recogiendo las flores que más le gustaban.
Pronto la lluvia comenzó
Y hacia una casa ella se refugió.
Al llegar allí y abrir la puerta
Vio unas manzanas cultivadas en la huerta.
Cuando acabó de comer dicho manjar
Se fue a una de las camas a descansar.
Tres osos entraron en la casa
Y uno asombrado exclamó: ¿pero qué pasa?
Todas las manzanas estaban mordisqueadas
Y las tres camas se encontraban destrozadas.
Al acercarse una niña vieron
Y en poco tiempo grandes amigos se hicieron.
Paloma Fernández Álvarez, 1º ESO B, IES Fuensalida.
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