Su vivo color verde es la envidia de todos los vegetales del
universo. Su forma me recuerda a un palo de golf o a un ramo de flores, según
el tamaño que esté observando. El modo que tiene de caer, con un golpe seco e
ininterrumpible, me recuerda a un comportamiento humano muy común, el
empecinamiento, como si una vez que se propusiera algo lo cumpliera contra
viento y marea, en este caso, dirigirse hacia el suelo. La disposición de sus
ramitas, tan juntas y enredadas entre sí, no me dan más opción que preguntarme
cómo es capaz de obtener la luz suficiente para sobrevivir.
Cada vez que lo toco me invade una sensación indescriptible,
a medias entre sentir una rama y una alfombra peluda muy mullida y suave.
El olor dulzón y penetrante, tan familiar para mí, hace que
me embargue una repentina e irrefrenable necesidad de probarlo. Pero antes he
de concentrarme. Para ello cierro los ojos y me lo acerco a la oreja. Al
principio no oigo nada en absoluto, pero más tarde fugaces sonidos parecidos a
pequeñas corrientes de agua rompen ese silencio definitivamente. A raíz de lo
que he aprendido en el colegio, debe ser la savia, que asciende y desciende a
una velocidad vertiginosa por los nervios. Sin embargo, no me da tiempo a
continuar escuchando tan insólita sinfonía, ya que, sin saber cómo, mi mano lo
ha introducido en la boca. Comienzo por sentir simplemente un trozo de vegetal,
lo mismo que sentiría si estuviera comiéndome una rama cualquiera. Pero no,
ésta es especial, ya que al masticarla se han liberado esos sabores que nunca
he sabido describir, pero haré un esfuerzo por lograrlo aunque sea por el mero
hecho de darte envidia. Empezaré por lo básico que debes saber: su sabor es
todo un mundo. Solo los más experimentados (como yo), que han podido catarlo
durante años son capaces de apreciarlo. Dulce, aunque no del modo en que lo es
un caramelo, sólo por los azúcares, sino que éste es suave, no agresivo al
paladar y apenas perceptible a menos que te concentres. Esto tiene su
explicación en algunos de sus componentes.
Al deshacerse en tu boca sientes cómo una sensación de calma
y de todos los buenos recuerdos que atesoras en tu mente se agolpan en tu ser,
haciéndote disfrutar de este a menudo olvidado manjar. Este es un homenaje a
todos los que son como tú, querido, deseado, ansiado... brócoli.
Elsa Giménez, 3º ESO B