Riaza sobresale por una llanura, intentando cubrir a la montaña, lo que no consigue ya que ésta se alza firmemente. La luz del sol al atardecer es cálida y acogedora y ya ilumina solo el tejado de las casas. En el cielo azul, justo en la cima de la montaña, aparece una nube estrecha y alargada, mitad color gris y mitad iluminada por esa luz que brilla constantemente, esa luz que nunca se acaba. Se puede ver gente disfrutando de tan bello paisaje que a cualquiera sorprende.
María de Benito, 3º ESO B
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