Otra
cárcel; vallada, amurallada, aislada, protegida por altas torres de cristal y
acero, muchas aun por construir. Cárcel de ilusiones, deseos, emociones,
creencias falsas. De ella no se puede escapar, aunque dentro crees ser libre,
por sus árboles verdes, carreteras plagadas de máquinas de contaminación, las
cuales creemos que podemos llevar a donde queramos, pero como siempre, sin
destino no hay camino.
En el
interior de la cárcel, como en todas, hay zonas que siguen avivando, las
ilusiones de libertad, con bellas fuentes, piscinas en áticos, lujosos
vestíbulos y poderosas entradas.
La
ilusión se mantiene: -¡Hermosa mañana!-gritan unas
cuantas voces trabajadoras. -Buen foco- ríen los ricos -ja, ja, ja, qué bello
fondo les hemos puesto, solo nos queda mirar abajo, ver sus vidas mediocres, llevándolos
por el asfalto negro y oscuro, como cintas de caminar sin regreso y sin salida,
solo nos queda mirar cómo sujetan ¡cómo crean! los cimientos de los sueños que
prometimos construir con su dinero, el cual, enciende el gran foco, lo cambia,
oscurece, inicia el frío. Los pigmentos de sueños rotos estrellándose contra
el cielo, formando lo que creen estrellas, y la luna, oh, la luna, el gran deseo
de seguir muchos años en esa cárcel sin saber la verdad, PORQUE NO LES IMPORTA,
NO LO NECESITAN, NO LO VEN…
JOSE MARÍA BENÍTEZ, 3º ESO B
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