Los hay grandes, pequeños; rojos, azules, verdes, blancos… en realidad
no importa ni la forma ni el color, solo su función. Algunos de ellos producen
algún ruido, o en determinados momentos sueltan un pitido molesto. Molestos o
agobiantes para muchas personas, marcan las pautas de nuestra vida, los
compases y los tiempos, pero sin ellos no podríamos vivir. Todos los
necesitamos.
¿Qué más decir de ellos? No huelen, no saben, su tacto no es especial,
no son suaves, pero tampoco ásperos. En realidad, lo único que importa es que
miden la cosa más valiosa que tenemos, lo único que no vuelve y que no hay
manera de recuperar.
Ana Sanz, 3º ESO B
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