En la
imagen se describe una pequeña ciudad, en el centro de la escena un parque, tal
vez un pequeño bosque, bastante frondoso que es para sus habitantes un pequeño
rincón de paz, de aire puro y limpio, un descanso de ruidos de teclas de
ordenador, motores y murmullos de la gente, preside en lo alto, un cielo azul,
abierto de par en par. Sirviéndole, los rascacielos y otros edificios, los hay
altos y bajos y, a los pies de estos, algunas fuentes o grandes arcos parecen
decirte: ¡Esto es una ciudad limpia!
Pero
también se pueden apreciar las masas de coches, que aturden la ciudad con
sus cláxones y motores, este es nuestro día a día, nuestro triste día a día. Pero los
días pasan, y en estas grises torres basamos nuestra vida, social y
profesional. En este
progreso gris las grúas, de hierro, vigilan, atentas girando sobre sí mismas,
están pendientes de todo, de ti y de mí. Con
suerte, solo un poco de suerte, todavía quedará gente inteligente, que no esté
sumisa en todo esto, que sale a pasear al parque, a nuestro único rincón de paz
y aire limpio.
Jaime Vicente, 3º ESO A
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