Por la noche escucho como mi
padre prepara la cena, el sonido del cuchillo partiendo patatas, el microondas, la tortilla cayendo en la sartén y
empieza a llegar un olor de aceite y huevo irresistible. Cuando ya está hecha, todos a la cocina y sobre la
mesa ese delicioso y amarillo manjar que vamos a devorar. Antes de nada, sin que
nadie me vea, cojo un trozo con la mano y aprecio ese tacto rugoso y caliente
que tiene, me lo meto en la boca y la saboreo comparándola con otras tortillas
como la de la abuela.
Lucía Gili, 2º ESO B
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