El agua que se hace un hueco en la
explanada y la atraviesa rápida y peligrosamente, mientras golpea las rocas que
se interponen en un su camino, llega con gran velocidad hacia el acantilado,
que consigue que esta caiga arriesgadamente, levantando una gran torre de gotas,
que rebotan y vuelven al cauce, donde muchos turistas se encuentran haciendo un
recorrido en un barco blanco y negro, por toda esta maravilla que les empapa
las caras. Pero siempre tendrán miedo, ya que alguna vez este precioso y amenazador punto turístico se ha llevado consigo más de una vida.
Irene Presa, 3º ESO A
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